Sevilla la Nueva a homenajeado al escritor Benito Pérez Galdós con un busto, obra del escultor Rodrigo Gómez, en la Plaza de Sevilla en Sevilla la Nueva, que se ha inaugurado con la asistencia de María Montes- Jovellar, tataranieta del escritor y en representación del bisnieto, Luis Verde.
Algunos vecinos, sin embargo, han afeado al Ayuntamiento que no haya dado la posibilidad de realizar el busto a los artistas locales del pueblo, por tratarse el homenaje de Sevilla la Nueva al escritor, y, sin embargo, haya preferido un escultor de fuera del municipio.
Galdós retrató fielmente, en su novela “Nazarín” un Sevilla la Nueva de “corto vecindario” con “casas grandonas” y “una torre”. Un pueblo donde no faltaba “pobretería”.
Nazarín narra las aventuras y filosofía del sacerdote visionario, Nazario Zaharín, que abandona su cómoda vida sacerdotal en Madrid para echarse a los caminos. En su vagabundeo por los arrabales del sur de Madrid lo acompañan dos fieles discípulas. Algunos definen la ‘ideología’ del misionero errante como “una especie de comunismo cristiano”, sin industria y opuesto a la propiedad privada, reivindicando la pobreza generalizada del momento.
Sevilla la Nueva es retratada por el escritor en la Tercera parte de la novela, donde textualmente desarrolla las siguientes descripciones:
Tercera Parte; capítulo 5: “…Ese lugar es Sevilla la Nueva, de corto vecindario, y aquellas casas grandonas y blancas con arboleda y una torre, son la finca o estados que llaman la Coreja. Allí vive ahora su dueño, un tal don Pedro de Belmonte, rico, noble, no muy viejo, buen cazador, gran jinete, y el hombre de peor genio que hay en toda Castilla la Nueva (…). En Sevilla la Nueva le tienen tanto miedo, que cuando le ven venir aprietan todos a correr…”.
Tercera Parte; capítulo IX: “…En la Olmeda encontró Nazarín a una vieja desconocida, la señá Polonia, paisana de Beatriz, y vecina de Sevilla la Nueva. Había pasado por allí de vuelta de unas tierras de su propiedad, a donde fue a sembrar nabos, y viendo a su amiga se detuvo para chismorrear con ella…”. “…Pues en Sevilla la Nueva no falta pobretería -manifestó la señá Polonia-, y allí tienen ustedes donde repartir buenos caudales. Pueblo más mísero y pobre no le hay por acá. -¿De veras? Pues a él llevaremos estas sobras de la mesa del rico avariento, ya que han venido a nuestras manos. Guíenos usted, señá Polonia, y desígnenos las casas de los más menesterosos. -¿Pero de veras entran en Sevilla? Estas me dijeron que no querían acercarse allá. – ¿Por qué? -Porque hay viruela…”