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jueves, junio 8, 2023

El Pueblo Artesano: Lo que pudo ser y no fue

El 10 de Diciembre de 1998, cuando Sevilla la Nueva contaba con 2.600 habitantes,  se inauguró “El Pueblo Artesano”, una iniciativa que pretendió albergar a 100 artesanos en estudios-taller y constituir una comunidad dedicada a la creación, la exposición y la comercialización de su obra. El proyecto contó con el promotor y escultor Adolfo Pillado, que puso en su momento más de 1.000 millones de pesetas para la construcción del pueblo. El Pueblo Artesano llegó a tener una empresa comercializadora propia que se encargó de la distribución y venta de la obra de los artistas que lo deseaban y a cambio, el artesano se comprometía a pasar un determinado número de horas trabajando en el estudio a la vista de los curiosos que aparecían por el municipio. En su momento hubo unos 54 locales alquilados de diferentes artesanos que trabajaban en el municipio.

Catorce años después y ya con 8.800 habitantes en su censo, en el año 2012, el pueblo artesano ya era una ciudad fantasma. Según uno de los pocos artesanos que quedaba, “Hubo muchísima afluencia durante los primeros años, pero a partir del 2007 hubo un declive rapidísimo y la gente se fue a buscar los productos a las ferias”, además, el precio de alquiler de los talleres obligaba a los artesanos a “vender al doble o al triple de precio” productos que se “podían comprar en cualquier feria de artesanía de primavera o verano que hay en los pueblos muchísimo más baratos”.

En ese momento el objetivo del Ayuntamiento el de “ampliar los usos” de los locales para que “tengan más viabilidad”, sin embargo, fue imposible.

Diez años después, se siguen viendo anuncios de antiguos artesanos que venden sus talleres y algunos de ellos se han convertido en estudios o viviendas. El pueblo artesano ya no existe, sólo es una bonita fachada de lo que pudo ser y no fue.

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